Con el ataque en aguas internacionales a la Flota de la Libertad y el asesinato de activistas pacíficos el estado sionista ha vuelto a demostrar el carácter criminal de esa colonia que el imperialismo instaló artificialmente, y con violencia inusitada, en territorio de Palestina, como base para controlar la región de Oriente Medio y su petróleo.
El sionismo siempre nos sorprende con acciones cada vez más brutales y criminales: en su origen de violencia y robo anida el invariable sadismo con el que ha actuado históricamente. Una entidad creada mediante la limpieza étnica, el robo de tierras, miles de muertos y desplazados y otros miles en prisión sin juicio previo, madres enterradas bajo los escombros de sus casas ilegalmente derribadas… no puede sobrevivir sino es con la violencia criminal frente al pueblo palestino, y la propaganda, la mentira, que justifique ante el mundo esos crímenes.
Especialmente dramático para el heroico pueblo palestino es el manto de impunidad con que cubren esa barbarie la llamada “comunidad internacional”,esas “democracias” al servicio del gran capital y su imperialismo hegemónico, el de las finanzas, donde el lobby judío tiene un papel dominante. La reciente reforma de la Audiencia Nacional por el gobierno de Zapatero para que no puedan ser juzgados los militares sionistas responsables del criminalbombardeo de Gaza de enero de 2009 ejemplifica el servilismo, la cobardía y la complicidad de estos gobiernos al servicio del Imperio.
Además de un arsenal militar de última generación, el sionismo emplea la propaganda para asentar su poder y sojuzgar al pueblo palestino. Efectivamente, los sionistas han logrado falsificar las profundas raíces del proyecto de violencia criminal que alentó a los primeros colonos sionistas en establecerse en tierra palestina y que pasa por construir un estado puramente judío en el territorio de la Palestina histórica, donde “los árabes tendrán que marcharse” como escribiera a su hijo en 1938 el polaco David Ben Gurión, primer presidente de la entidad sionista creada en 1948, según nos revela en su imprescindible libro “La limpieza étnica de Palestina” el historiador judío Ilan Pappé, sionista en su juventud y ahora exiliado en Inglaterra, después de conocer y desvelar los orígenes criminales de la entidad sionista. Para Ilan Pappé, a quien el sionismo se le curó leyendo, documentar los crímenes sionistas y combatir la propaganda que trata de ocultar el carácter colonialista, racista, inhumano y excluyente del sionismo, raíz de donde surge toda la violencia que asola Palestina, empieza a ser tanto ó más urgente que las condenas genéricas. Es esta comprensión lo que permitirá luchar, sin cómplices concesiones a la equidistancia entre víctimas y verdugos, por la desaparición del estado nazi-sionistade Israel como condición imprescindible para que reine la paz entre árabes y judíos en una Palestina laica y democrática donde musulmanes, judíos, cristianos y ateos puedan convivir en paz y en igualdad de derechos. El estado sionista, como los destruidos estado racista de Sudáfrica y nazi de Alemania, son por naturaleza generadores de violencia, incompatibles por eso mismo con la paz y la dignidad humana.
Los trabajadores portuarios suecos y noruegos nos muestran el camino, decidiendo boicotear la carga y descarga de buques procedentes o con destino a Israel.
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