Este pequeño territorio palestino sufrió a finales de 2008 intensos bombardeos con los que la aviación israelí quiso castigar a los grupos armados que lanzan cohetes desde la franja. El ataque israelí dejó cerca de 1.400 palestinos y 13 israelíes -10 soldados- muertos. Dos años después, los traumas de aquella guerra perviven entre la población, según las organizaciones españolas.
"Hemos notado un cambio importante en los chavales de las zonas más afectadas durante la guerra", apunta Chené Gómez, de Creart, la ONG catalana que ha puesto en pie la iniciativa con la colaboración de Solidaridad Internacional y Mundubat. "Hay muchos niños con la mirada perdida, con dificultad para concentrarse. Es difícil arrancarles una sonrisa", añade Gómez.
Los niños han participado en los talleres con sus madres; mujeres en su mayoría poco acostumbradas a desarrollar actividades fuera de sus casas. Entre las madres, asegura Gómez, también se han producido cambios. "Las mujeres cada vez van más cubiertas. Cada vez hay más que vienen con niqab [el velo islámico que sólo deja los ojos al descubierto]".
La islamización de la franja va en aumento desde que Hamás se hiciera con el control absoluto, después de haber ganado las elecciones el año anterior. El bloqueo israelí que dura ya tres años y que impide a los habitantes de la franja entrar y salir de Gaza libremente ha mermado el contacto con el mundo exterior y facilitado la implantación de la agenda islamista en Gaza.
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